Cualquier situación es susceptible de empeorar.
Un día te sientes afortunado porque el éxito te acompaña en todo lo que haces, de tal forma que puedes comprarte un coche de gama alta; y tiempo después, sin comerlo ni beberlo, te despiden de tu empresa y te ves metido en un montón de problemas difíciles de resolver.
Es difícil disfrutar de la máxima seguridad porque la vida es cambiante por naturaleza y no hay nada inmutable. Y menos aún en cuestiones laborales, en donde nadie —excepto los funcionarios— tiene garantizado un puesto de trabajo para toda la vida.
Hoy puedes ser el empleado mejor valorado de tu empresa —cobrando un sueldo elevado y disfrutando de sustanciosos bonus—, y mañana caer en desgracia porque las cosas se tuercen y empiezan a salirte mal, hasta que en tu empresa se cansan de la situación y te despiden.
Además, casi nadie piensa en ahorrar cuando se encuentra en todo lo alto de la cresta de la ola.
El ser humano tiende a pensar equivocadamente que las rachas buenas —en todos los ámbitos de la vida: en el trabajo, en el juego, en la salud— serán eternas.
Por eso, muchos profesionales de éxito no piensan que la suerte se puede acabar y que las cosas pueden ponerse muy feas.
Y cuando llegan los recortes salariales y los despidos, lo pasan verdaderamente mal.
Si te encuentras en una situación así, sin trabajo, sin ahorros, sin perspectivas profesionales a corto plazo, probablemente te arrepientas mucho de haberte gastado tus ahorros en un coche.
Pero el arrepentimiento puede ser aún mayor, si el bache económico te impide cumplir con tus obligaciones financieras.
Es entonces cuando no te queda más remedio que recapacitar y buscar soluciones que te permitan salir del hoyo
Y para eso, para poder respirar y plantear nuevos proyectos profesionales, antes de nada, tienes que obtener liquidez con la que cubrir las deudas a corto plazo.
Porque está claro que en pleno agobio es cuando más cuesta hallar soluciones verdaderamente satisfactorias y constructivas.
Por esa razón, la primera prioridad debe encaminarse a resolver los problemas más acuciantes, antes de proyectar a medio plazo.
La solución, en general, suele ser recurrir a los préstamos, con los que hacer frente a las obligaciones más acuciantes.
Sin embargo, si no dispones de paro, probablemente no cuentes con ingresos recurrentes. Y entonces muy pocas financieras van a querer prestarte dinero.
Pero como tienes un buen coche, todavía tienes la posibilidad de solicitar préstamos con el coche como aval.
En esta sección de Dinero Rápido vamos a recopilar en un ranking los mejores préstamos con aval de coche, para que puedas ver si hay alguno que realmente te compense o te pueda resolver la papeleta.
Antiguamente, cuando la gente normal pasaba estrecheces económicas, solía empeñar sus objetos de valor.
Lo mismo se podía empeñar una joya que una obra de arte.
Empeñar un objeto personal consistía en ofrecerlo al prestamista como prenda o garantía de que se iba a devolver el dinero prestado.
Cuando antaño una viuda ponía como garantía de un préstamo su alianza matrimonial, el prestamista tenía claro que aquella señora cumpliría con su obligación de devolver la cantidad prestada, ya que de no hacerlo perdería una de sus joyas más preciadas.
Pero la sociedad ha cambiado y ahora parece que en España este tipo de operaciones ya no están tan de moda.
De hecho, muchas cajas de ahorros han cerrado sus montes de piedad y ahora las entidades financieras prefieren ofrecer créditos personales solo a aquellos clientes con solvencia suficiente como para devolverlos sin problemas.
Es más, cada vez son más habituales los créditos que se conceden exclusivamente con la garantía de una nómina con contrato fijo.
Pese a ser menos habitual que antes, la figura del empeño de objetos de valor se ha vuelto a poner de relieve durante la última crisis, cuando se restringió el acceso al crédito bancario a un gran parte de la población (que era precisamente la que peor lo estaba pasando).
Ante la imposibilidad de obtener financiación bancaria, muchos españoles recurrieron al empeño de objetos de valor.
Y la modalidad que más éxito obtuvo, y que cada vez está más en auge, es la de los préstamos en los que se utiliza como aval un coche.
Este tipo de operaciones funcionan del siguiente modo:
Si el prestatario devuelve la cantidad prestada, se cancela la deuda. Pero si no puede hacer frente al pago, se le embarga el vehículo que será subastado para cubrir la deuda pendiente.
Conviene diferenciar entre dos modalidades que en muchas ocasiones se comercializan como si fuesen la misma figura: los préstamos con aval de coche y las compraventas de vehículo con arrendamiento al antiguo propietario.
Se trata de una operación de préstamo personal como cualquier otra, en la que la garantía de devolución será el propio vehículo.
Por esa razón, antes de proceder a la concesión del préstamo hay que tasar el vehículo para saber qué precio se podría obtener por él en caso de que hubiese que venderlo.
Con esa referencia, la financiera tramita un préstamo que nunca excederá del valor del vehículo.
De no hacerlo así, podría darse la circunstancia de que, al ejecutar la garantía, no se obtuviese dinero suficiente para cubrir la deuda.
El préstamo incluye asimismo unos intereses y unos gastos derivados de todos estos trámites.
Pero un detalle importante: nunca se transfiere a nombre de la financiera, ni se deposita el coche en las dependencias de la entidad, ya que el vehículo solo es una garantía del pago y puede seguir siendo usado por el prestatario.
Solo en el caso de que el crédito no se devolviese, entonces habría que ejecutar la garantía.
La ley indica que el acreedor no se puede quedar con la propiedad del coche sin más, sino que tiene que llevarlo a una subasta pública para que sea vendido al mejor postor.
Y si se obtuviese una cantidad mayor que la adeudada, ese excedente de dinero que quedaría tras cancelar la deuda iría a parar a las manos del deudor.
Otra modalidad que cada vez se da más es la de la compra del vehículo por parte de la empresa, permitiendo el uso del mismo a cambio del pago de un alquiler.
Este tipo de operaciones ya no pueden considerarse como un crédito y deben quedar claramente explicadas en el contrato, para que no haya errores o falsos entendidos.
El problema es que algunas compañías poco transparentes hacen creer a sus clientes que están dándoles un crédito por su vehículo, cuando realmente lo que han hecho es comprárselo. Con la particularidad de que el antiguo dueño puede seguir usando el vehículo a cambio de una cuota mensual de alquiler.
Como el cliente está pagando unas mensualidades, en muchos casos puede pensar que está devolviendo el crédito, cuando realmente lo que está haciendo es pagar un alquiler por su antiguo vehículo.
Para evitar malentendidos, es fundamental que leas detenidamente cuáles son las condiciones que figuran en el contrato, antes de firmarlo.
Las ventajas de este tipo de préstamos que se avalan con el coche son muchas:
No importa si figuras en el ASNEF: por lo mismo que en el punto anterior, no van a consultar el archivo de morosos ASNEF ya que el coche es suficiente garantía de recuperación del dinero prestado.
De esta manera, podemos asegurar que es posible recibir un crédito rápido con ASNEF con el coche como aval.
Salvo excepciones, casi todas las financieras que comercializan este tipo de productos financieros suelen limitar la antigüedad del vehículo que se usará como prenda de devolución del préstamo a 10 años.
Este límite tiene mucho que ver con la obsolescencia de los vehículos y la pérdida de valor brutal que sufren cuando superan los 10 años de antigüedad.
Como el mercado de segunda mano apenas valora ya este tipo de automóviles, se venden a precios muy bajos, casi ridículos.
Por eso mismo, si tienes un coche que supera los 10 años de antigüedad, te va a resultar bastante complicado encontrar alguna financiera que quiera empeñarlo —y siempre lo harán por cantidades pequeñas—, puesto que la garantía ofrecida podría no cubrir la totalidad del préstamo, si en la subasta tan solo acudiesen pujadores dispuestos a pagar por debajo del precio de mercado.
No obstante, lo más recomendable es que revises las condiciones específicas de cada financiera en nuestro ranking, para saber si alguna de ellas está dispuesta a prestarte dinero con el aval de un coche de más de 10 años.
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