Si estás mirando créditos —o algún familiar tuyo tiene pensado solicitar uno— es probable que la palabra “aval” te empiece a sonar. En este artículo te enseñaré todo lo que debes saber sobre la figura del avalista de un crédito y también te hablaré sobre los distintos tipos de aval que te pueden pedir.
Los créditos funcionan gracias a la confianza.
En el mundo civilizado, las personas y entidades financieras se prestan dinero unas a otras porque confían en que recuperarán la cantidad prestada, más los intereses pactados.
A la hora de prestar dinero, por tanto, el prestamista quiere tener la garantía de que recuperará la cantidad objeto del préstamo.
Por esa razón, cuando existen razones para pensar que el prestatario no cumplirá con sus obligaciones, la única opción para llevar a buen término la operación será aportando un aval.
Qué es un aval
Hasta el mejor préstamo personal del mercado puede incluir entre sus cláusulas la necesidad de un aval como condición sine qua non para la operación.
Y esto suele ocurrir porque la persona que solicita el préstamo no demuestra la solvencia suficiente. En esos casos, las financieras suelen pedir garantías adicionales de devolución. Por esa razón solicitan un aval, que no es otra cosa que presentar una garantía de pago accesoria.
En el caso de que el solicitante no devuelva el dinero prestado, el avalista tendrá que responder solidariamente de esa deuda.
Esto ya nos indica que la posición del avalista no es especialmente agradable, puesto que tiene las mismas obligaciones que el solicitante del crédito, sin que pueda disfrutar del dinero prestado.
En general, los avalistas suelen ser personas cercanas, que forman parte del círculo más próximo, con interés en que la persona avalada consiga el préstamo. Normalmente el “honor” recae en los padres, los hermanos o los amigos más cercanos, que conocen bien al prestatario y que tienen confianza en que podrá hacer frente a los pagos.
El problema se originará en caso de que el amigo no devuelva el crédito, ya que el responsable de pagar la deuda será el avalista.
¿Entiendes ahora la trascendencia de avalar a un amigo o a un familiar en un préstamo?
Distintos tipos de avales
El aval se puede constituir de distintas formas:
- Aval personal: una persona solvente, con confianza en el avalado, se compromete a devolver el dinero, siempre que el beneficiario del crédito no lo haga. Este tipo de avales son bastante habituales en los préstamos personales en España, aunque también se pueden requerir en los préstamos hipotecarios, cuando la vivienda hipotecada no se considera como una garantía suficiente.
- Avales bancarios: en este caso, un banco se compromete a devolver el dinero, si el solicitante no cumple con sus obligaciones. La peculiaridad de este tipo de avales es que se constituyen en entidades distintas a las que prestan el dinero. Y además de conllevar el bloqueo en la cuenta de una cantidad equivalente a la avalada, tienen costes de gestión elevados. Si últimamente has alquilado una vivienda, es posible que conozcas este tipo de avales, ya que muchos caseros los piden para tener la garantía de que cobrarán en caso de que el inquilino deje de pagar la renta.
- Prenda: la prenda es un aval con un bien o un derecho real como garantía de pago. Mientras no devuelvas el dinero adeudado, puedes seguir usando el bien o el derecho real, pero no podrás venderlo (ya que existe una limitación en el dominio del mismo). Y si no haces frente a tus obligaciones, podrías terminar perdiendo la propiedad de la prenda. El caso más típico es el de un coche comprado a través de una financiera, ya que estas entidades suelen inscribir en el registro el vehículo como prenda hasta que se produce el pago completo del mismo.
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