¿Estás pensando en comprarte una bicicleta estática para hacer algo de ejercicio en casa?
¿Tu nevera cada vez enfría peor y está tan vieja que ni siquiera conserva bien los alimentos?
¿El viejo tresillo de tu casa está sucio, roto, deteriorado y pasado de moda?
El problema es que no sabes de dónde vas a sacar dinero para pagar todo eso.
Como los gastos del día a día son bastante elevados, es posible que con tu sueldo mensual no seas capaz de ahorrar, aunque sea un poco de dinero. Por eso no te puedas permitir hacer frente a esas compras.
Te has acostumbrado a vivir al día, y todos los meses cubres tus gastos fijos sin muchos problemas. Pero no te queda ni un euro para imprevistos.
Al no disponer de un pequeño “colchón” económico, cuando se te rompe algo en casa, o llega el momento de reponer un mueble o electrodoméstico, no tienes forma de hacerlo. Y eso hace que el mobiliario de tu casa esté cada vez más viejo y pasado de moda.
Y lo peor de todo es que te estás acostumbrando a ello.
Hasta ahora te habías resignado a pensar que tal vez en un futuro podrías guardar algo de dinero, pero pasan los años y sigues sin ahorros.
Para que de vez en cuando te puedas dar algún capricho —y que tu vivienda no parezca una casa embrujada o el escenario de una película de terror—, en esta sección de Dinero Rápido encontrarás un ranking que recopila los mejores préstamos al consumo del mercado.
Qué es un crédito al consumo
Cuando tienes que comprar un bien que tiene un precio elevado, puedes hacer dos cosas:
- Ir guardando dinero hasta que tengas la cantidad suficiente para hacer la compra.
- Pedir un crédito al consumo, que te evitará tener que esperar más tiempo y poder comprar ahora lo que quieras.
También habría una tercera opción: no comprar el bien.
Aunque si has llegado hasta aquí buscando créditos online, entendemos que esta opción no la contemplas.
Sobre todo porque hay determinadas cosas que no queda otro remedio que comprar sí o sí.
Si se te rompe, por ejemplo, un armario o una mesa de comedor, no te quedará otra que comprar un nuevo armario o una nueva mesa, si quieres tener la ropa guardada y comer sentado como el resto de las personas.
Y no solo eso: si la nevera deja de funcionar y no hay arreglo posible, la única opción es comprar una nueva, incluso aunque no tengas el dinero para pagarla al contado.
Por eso, desde hace siglos, distintas personas y entidades han ofrecido préstamos para que las personas que carecen de ahorros puedan comprar los bienes que necesitan.
Tratamiento legal de los créditos al consumo
La Ley de Contratos de Créditos al Consumo indica que este tipo de créditos se articulan mediante un contrato por el que un prestamista le concede a un consumidor un crédito para comprar un determinado bien.
Además, el dinero prestado —junto con los correspondientes intereses— debe ser devuelto siempre a plazos.
La norma legal obliga a que este tipo de préstamos sirvan para financiar la compra de bienes de consumo, que de otra forma no podrían ser adquiridos al contado por muchas familias de escasos recursos.
Para precisar todavía más, el Banco de España aclara que este tipo de créditos al consumo son una categoría específica dentro de los préstamos personales.
Esta precisión es muy importante, puesto que el préstamo al consumo —como sucede con el resto de los créditos personales—, está garantizado con los bienes presentes y futuros del prestatario (la gran diferencia con los préstamos hipotecarios, cuya garantía es el inmueble hipotecado).
Historia de los créditos al consumo
Muchos han sido los comerciantes que a lo largo de la historia han entendido que para vender productos de consumo era necesario financiar a sus clientes.
De otro modo, muchos objetos de precio elevado solo podrían ser adquiridos por personas con grandes medios económicos.
La práctica comercial de vender a crédito se consolidó con la aparición del automóvil.
De hecho, el automóvil dejó de ser considerado como un objeto de lujo en el momento en el que Henry Ford comenzó a fabricar en serie sus modelos, facilitando el pago aplazado a los compradores.
De ese modo, sus vehículos comenzaron a venderse mucho más.
Cuando una persona quería comprar un Ford, ya no tenía que pagarlo al contado, sino que podía hacerlo también en cómodos plazos.
Sin embargo, no fue Henry Ford el pionero de esta modalidad, ya que unas décadas antes la marca de máquinas de coser Singer la había implantado para obtener más ventas.
Bajo el lema “compre ahora, pague después”, miles y miles de amas de casa pudieron disfrutar de una máquina de coser en su casa.
Tipos de créditos al consumo
Se puede decir que hay dos grandes tipos de préstamos al consumo en función de la entidad que los gestiona.
Una diferencia que va a ser crucial, puesto que de ella derivan elementos tan importantes como el tipo de interés, los requisitos de concesión y la documentación necesaria para tramitarlos.
Los créditos al consumo, por lo tanto, pueden diferenciarse en dos tipos:
- Préstamos bancarios al consumo: aquí podemos encuadrar a los créditos gestionados por bancos, entidades financieras y establecimientos de crédito. Suelen ser muy exigentes en la concesión de los mismos y rechazan muchas de las solicitudes que les presentan.
- Préstamos al consumo online a través de fintech o redes P2P: formatos nuevos, muy alejados de las entidades tradicionales, entre los que destacan nuevas formas de financiación entre particulares a través de redes P2P como el crowdlending, o los préstamos gestionados por las financieras fintech (que son los que reseñamos en Dinero Rápido). Se trata de nuevas formas accesibles y baratas de obtener préstamos para pagar compras que no puedes hacer al contado.
Requisitos para conseguir un préstamo al consumo
Ya has visto que los créditos al consumo que puedes encontrar en Dinero Rápido son más fáciles de conseguir que si acudes a un banco o a una financiera tradicional.
De cualquier forma, toda entidad que tramite préstamos tiene que establecer unos requisitos mínimos para poder trabajar con un nuevo cliente.
Estos son los requisitos genéricos que debes cumplir si quieres obtener un crédito:
- Ser mayor de edad: aunque como mínimo tienes que tener más de 18 años, en algunas financieras es posible que solo te acepten como cliente si superas los 21 años o más (incluso algunas no trabajan con menores de 25 años).
- Estar en edad de trabajar: el límite superior también es importante, dado que estas empresas tampoco conceden préstamos a personas muy mayores. Algunas ponen el límite en los 65 años, mientras que otras lo elevan a los 70 años.
- Vivir en España: otro requisito es tener la residencia legal en España. Para ello, es necesario que proporciones tu DNI o tu NIE en el caso de que seas extranjero.
- Ser suficientemente solvente como para devolver el crédito: aunque estos préstamos son bastante más fáciles de conseguir, siempre hay que demostrar una mínima solvencia. En algunos casos te pedirán una nómina, aunque también hay compañías fintech que aceptan otros justificantes de ingresos como una pensión o un subsidio de desempleo. Por eso conviene que analices los requisitos de cada una en particular para salir de dudas.
- Ser titular de una cuenta bancaria: para poder realizar los pagos periódicos con los que devolver el préstamo debes disponer de una cuenta bancaria y autorizar el pago de recibos. Además, también conviene que tengas acceso a la banca online, puesto que algunas financieras realizan la autenticación a través de la banca online.
- Consultar el ASNEF: el archivo de morosos ASNEF es una base de datos en la que figuran aquellas personas que mantienen deudas impagadas. Aunque este archivo permite valorar con más precisión el historial crediticio de un cliente, como también registra deudas no financieras, no es consultado por todas las financieras. De hecho, si estás inscrito en el ASNEF, te recomendamos que te centres solo en las que no tienen en cuenta dicho registro.
- Tener un teléfono móvil: es necesario disponer de un móvil para que te puedan localizar si hubiese algún problema. Además, también lo necesitarás para firmar digitalmente el contrato de préstamo, mediante unos códigos que te enviarán por SMS.
Ventajas de los créditos al consumo online
Los créditos al consumo que encontrarás en esta página son muy ventajosos desde muchos puntos de vista:
- No tienes que domiciliar tu nómina ni contratar productos adicionales: cuando le pides al banco un crédito al consumo, generalmente te va a obligar a domiciliar tu nómina y a contratar una serie de productos adicionales que tal vez no te interesan. En cambio, si gestionas el préstamo con alguna de las financieras que aparecen en nuestro ranking, te prestarán el dinero sin obligarte a contratar otros productos financieros que no deseas.
- Tramitación rápida y ágil: las fintech reseñadas en esta sección han invertido mucho en tecnología y han diseñado procesos de trabajo automatizados, que permiten analizar y tramitar los préstamos con gran rapidez y sin apenas molestar al cliente.
- Proceso completamente online: de principio a fin, el proceso se lleva a cabo a través de la web de la financiera y por Internet. De ese modo, se agiliza mucho la gestión y se evitan las idas y venidas a la oficina bancaria cargado de papeles.
- La tramitación es mucho más discreta: no tienes que darle explicaciones a nadie. Y como todo se hace online, prácticamente nadie sabrá que has pedido un crédito al consumo.
- Puedes conseguir un préstamo al consumo, incluso aunque no tengas nómina o estés en ASNEF: algunas financieras que aparecen en nuestro ranking tienen criterios de concesión bastante flexibles y aceptan a clientes que no dispongan de una nómina (autónomos, jubilados, desempleados…). Tampoco le dan tanta importancia a la inclusión en el ASNEF, algo que en el caso de los préstamos bancarios se convierte en un impedimento absoluto. .
Cómo se tramita un crédito al consumo
Si te vas a comprar algo y no tienes dinero para pagarlo al contado, te recomendamos que solicites un crédito al consumo de los que aparecen en nuestro ranking.
Estos son los pasos a seguir para la solicitud:
- Analiza las ofertas: el ranking te proporciona información tan importante como el TAE, el plazo de devolución, el límite máximo del préstamo, el tiempo de espera para obtener la aprobación o el índice de aprobación. Unos datos que te ayudarán mucho a la hora de elegir una financiera.
- Selecciona una financiera: una vez que has decidido a qué financiera quieres solicitar el préstamo, si pinchas en ella llegarás a una página específica de Dinero Rápido en la que tienes explicadas con más detalle las condiciones del préstamo.
- Dirígete a la web de la financiera: la tramitación no se hace en Dinero Rápido, sino que tienes que ir a la página de aterrizaje de la financiera con la que quieres trabajar.
- Completa el formulario de solicitud: la solicitud debes rellenarla en la landing page de la financiera. Recuerda que tienes que contestar a todas las preguntas para que puedan procesar tu solicitud. Será entonces cuando también deberás indicar qué cantidad necesitas y en qué plazos quieres devolver el dinero.
- Incluye la documentación que te soliciten: cuando te pidan los documentos necesarios, adjúntalos siguiendo el procedimiento indicado. Ten en cuenta que sin esos documentos no podrán analizar tu operación.
- Estudio de la viabilidad del préstamo: una vez que has aportado toda la información necesaria, la financiera comienza a estudiar si te pueden conceder el crédito. Como el análisis de riesgos suele hacerse de un modo automatizado, salvo excepciones, el trámite lleva unos pocos minutos y enseguida tendrás una respuesta.
En poco tiempo el dinero estará en tu cuenta: si la operación resulta aprobada, te remitirán por email el contrato de préstamo que deberás firmar inmediatamente (en muchas ocasiones se puede hacer online, introduciendo los códigos que te manden por SMS a tu móvil). Y en cuanto firmas el contrato, se ordena la transferencia para que el dinero aparezca en tu cuenta lo antes posible y así puedas hacer tu compra.
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